En el marco de su visita a Honduras entre el 1º y el 5 de diciembre de 2014, la Comisión Interamericana recibió con preocupación información según la cual los pueblos indígenas y afrodescendientes estaban en mayor situación de pobreza que el resto de la población, así como en tasas de alfabetización más bajas, altos índices de desnutrición y una cantidad más elevada de enfermedades contagiosas e infecciones.  La delegación de la CIDH constató la gravedad de la violencia e inseguridad que debe enfrentar la sociedad, y recibió constantes denuncias sobre la actuación de las instituciones a cargo de la seguridad pública. Las consideraciones preliminares se refieren a un “círculo vicioso de impunidad y violencia” en Honduras, en particular en casos de violaciones de derechos humanos de personas defensoras, periodistas y comunicadoras, mujeres y personas LGBTI. Otras consideraciones expresadas por la delegación luego de la visita se refieren a la detención preventiva y condiciones carcelarias; la fragilidad institucional; las falencias en la implementación de medidas cautelares; la criminalización de personas defensoras y periodistas; la falta de protección y promoción adecuada de los derechos de niños, niñas y adolescentes; y la desigualdad, exclusión social y discriminación estructural. En el departamento de Tocoa, la Comisión recibió información alarmante sobre “la especial situación de vulnerabilidad en que viven las comunidades campesinas del Bajo Aguán”.